jueves, 3 de febrero de 2011

Los Curas No Mienten

Una distinguida dama venía en un vuelo de Irlanda y pidio al cura que venia al lado de ella que le hiciera un favor:
-Padre, ¿puedo pedirle un favor?

-Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?

-Mire, Padre, compré una finisima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mí? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana ...

-Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.


-No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.

Al llegar a la revisión, la señora dejó que el padre pasara antes que ella.
Preguntó el oficial:


-Padre, ¿Trae algo que declarar?


Dijo el sacerdote:


-De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar ...

El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó:


- ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo?

-Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar ...


Soltando una carcajada, dijo el oficial:


- ¡Adelante, Padre…….. El que sigueeee..........!!!

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