miércoles, 24 de noviembre de 2010

Los Cacahuates y el Chofer

     En un autobús repleto de viejecitos, en una excursión al Tepeyac para
gente de tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le brinda
un buen puñado de cacahuates sin cáscara.

El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.

Cinco minutos después, la abuelita repite, el chofer vuelve a agradecerle el
gesto y se come los cacahuates.

Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado.

El chofer ya no puede comer más y le pregunta:

- Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuates, pero
¿usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían
también unos pocos?

- ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo
les chupamos el chocolate que tienen encima!

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